RAINER MARÍA RILKE
III
Rosa, tú, oh cosa por excelencia completa
que se contiene en sí misma infinitamente
y que infinitamente se expande, oh cabeza
de un cuerpo ausente de tan suave,
nada te iguala, oh tú, suprema esencia
de este flotante ámbito;
de este espacio de amor en el que, apenas se avanza,
tu aroma nos envuelve.
IV
Nosotros fuimos, empero, quienes te propusimos
llenar tu cáliz.
Encantanda con ese artificio
tu abundancia lo había intentado.
Asaz rica para llegar a ser cien veces tú misma
en una sola flor;
es el estado de quien ama...
Pero nunca pensaste en otra cosa.
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Rainer María Rilke
viernes, 22 de marzo de 2013
domingo, 17 de marzo de 2013
Las Rosas en la poesía de:
Rainer María Rilke
I
Si tu frescura a veces nos sorprende tanto,
dichosa rosa,
es que en ti misma, por dentro,
pétalo contra pétalo, descansas.
Conjunto bien despierto cuyo centro
duerme, mientras se tocan, innumerables,
las ternuras de ese corazón silencioso
que suben hasta la extrema boca.

II
Te veo, rosa, libro entreabierto,
que contiene tantas páginas
de dicha detallada
que nadie leerá nunca. Libro-mago
que se abre al viento y se puede leer
con los ojos cerrados...,
del que salen mariposas turbadas
por habérsele ocurrido las mismas ideas.
I
Si tu frescura a veces nos sorprende tanto,
dichosa rosa,
es que en ti misma, por dentro,
pétalo contra pétalo, descansas.
Conjunto bien despierto cuyo centro
duerme, mientras se tocan, innumerables,
las ternuras de ese corazón silencioso
que suben hasta la extrema boca.
II
Te veo, rosa, libro entreabierto,
que contiene tantas páginas
de dicha detallada
que nadie leerá nunca. Libro-mago
que se abre al viento y se puede leer
con los ojos cerrados...,
del que salen mariposas turbadas
por habérsele ocurrido las mismas ideas.
miércoles, 6 de marzo de 2013
POESÍA FRANCESA DE AUTORES CONSAGRADOS
El PUERTO
Por CHARLES BAUDELAIRE
Un puerto es un lugar encantador para el alma fatigada de luchar por la vida.
La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones
cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente
apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás. Las formas esbeltas de los navíos,
de complicado aparejo, a los que el oleaje imprime oscilaciones armoniosas,
sirven para mantener en el alma la afición al ritmo y a la belleza. Y además,
y sobre todo, para el que no tiene ya ni curiosidad ni ambición, hay una especie
de placer misterioso y aristocrático en contemplar, tendido en un mirador o acodado
en el muelle, toda esa agitación de los que parten y de los que regresan, de los que
tienen aún fuerzas para querer, deseos de enriquecerse o de viajar.
Lago Lacar en S.M.de los Andes (Neuquén)Argentina
Por CHARLES BAUDELAIRE
Un puerto es un lugar encantador para el alma fatigada de luchar por la vida.
La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones
cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente
apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás. Las formas esbeltas de los navíos,
de complicado aparejo, a los que el oleaje imprime oscilaciones armoniosas,
sirven para mantener en el alma la afición al ritmo y a la belleza. Y además,
y sobre todo, para el que no tiene ya ni curiosidad ni ambición, hay una especie
de placer misterioso y aristocrático en contemplar, tendido en un mirador o acodado
en el muelle, toda esa agitación de los que parten y de los que regresan, de los que
tienen aún fuerzas para querer, deseos de enriquecerse o de viajar.
Lago Lacar en S.M.de los Andes (Neuquén)Argentina
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