ELÍAS CHUCAIR
SIN RUMBO FIJO
"Cerro abajo" óleo del pintor Darío Mastrosimone
Era casi de noche todavía
y a la distancia las cosas parecían simplemente algunos bultos indefinidos de
sombras. Entre el horizonte de cerros del Este amenazaba su nacimiento el día.
El paso del caballo parecía transmitir el estado de ánimo del hombre que lo
montaba. Por la estrecha senda rodeada de coirones y neneos que bordeaba al
faldeo y que lo separa del mallín, el zaino del Ponciano Colipe tranqueaba
despaciosamente, parecía que sus patas le pesaban demasiado.
La culpa de todo la tenía
el hombre que iba enhorquetado arriba, con el sombrero negro muy sobre la frente
y mirando fijamente la cruz del animal. Ni siquiera tironeaba las riendas, ni
las aflojaba. Todo estaba librado al antojo del zaino, hasta el rumbo que debía
tomar. El hombre estaba totalmente desorientado y en verdad no tenía en claro
el lugar dónde tenía que ir. La única idea fija que rondaba en su mente, era
que tenía que alejarse del lugar y buscar nueva gerencia, donde no lo
conocieran, ni sospecharan de él.
Por eso parecía que había
dejado todo librado a las decisiones del zaino. Él y el caballo de tiro que
llevaba de pilchero, con algunas de sus pertenencias, solamente obedecía.
Colipe se había “desgraciado”,
como dicen en la campaña cuando alguien comete algún hecho grave y aquello le
iba pesando demasiado sobre sus hombros…
En la tarde de ayer había
matado a su patrón, Rufino Montiel, más conocido en el pago por el “Toro
Montiel”. Apodo que se había ganado por su bravura y su fama de malo, que lo
hacía llevar a todos por delante.
Sin embargo pese a ello,
cuentan que La Inglesa, aquella temida bandolera, una vez lo hizo volver para
atrás en Pillacura, cuando Montiel la
alcanzó para recuperar una hacienda que la mentada gringa le iba arreando.
La verdad es que colipe
no lo había matado bien. De frente y de otra manera le hubiera resultado
difícil, por no decir imposible. Lo había matado desde unos diez metros con
tiros de pistola, cuando Montiel le daba inocentemente las espaldas.
¿Curioso, verdad? Un hombre de campo utilizando una pistola...Y por aquellos años...Pero todo tiene su explicación.
Colipe hacía varios años venía trabajando de peón con el Toro Montiel y desde el primer día venía aguantando sus matonadas, insultos y hasta algunos insultos con el arreador, sin darle derecho a explicaciones ni a escucharlo siquiera.Predominaban unicamente su cerrado razonamiento y sus puntos de vista.Ninguno de sus peones, para él, alguna vez podía tener razón y esa suma de actitudes dictatoriales del patrón, huzo que en Colipe fuera madurando despaciosamente el momento de la venganza.
¿Curioso, verdad? Un hombre de campo utilizando una pistola...Y por aquellos años...Pero todo tiene su explicación.
Colipe hacía varios años venía trabajando de peón con el Toro Montiel y desde el primer día venía aguantando sus matonadas, insultos y hasta algunos insultos con el arreador, sin darle derecho a explicaciones ni a escucharlo siquiera.Predominaban unicamente su cerrado razonamiento y sus puntos de vista.Ninguno de sus peones, para él, alguna vez podía tener razón y esa suma de actitudes dictatoriales del patrón, huzo que en Colipe fuera madurando despaciosamente el momento de la venganza.
Un año atrás, cuando
apareció en el puesto con su sulky uno de esos vendedores ambulantes que llevan
de todo, como en botica, Colipe se tentó
cuando el mercachifle le mostró una pistola y le hizo algunas demostraciones de
tiro al blanco.
Le alcanzó para pagarla
el importe de varios cueros de zorro y gatos de pajonal que tenía escondidos
para comprarse unas prendas para el recado. El patrón no lo dejaba vender y
comprar afuera. Él tenía que fiscalizarlo y todo debía pasar por sus manos… Así
estaban dadas las cosas…
Colipe estaba chocho con
la compra. Además dejó como cuatro cajas de balas para ir practicando y tomarle
la mano al arma.
Tenía pensado comprarse un par de bastos y un mandil por lo menos, pero
la pistola lo había maravillado y ahí nomás se sacó el gusto.
-Total no tengo familia pa mantener. Habrá pensado para sí al tomar tal
decisión de comprarse el arma.
……………………………………………………Continuará.........
El
transcripto es un fragmento del cuento “Sin rumbo fijo” que es parte del libro
“La inglesa bandolera y otros relatos patagónicos” del escritor Elías Chucair.
Vocabulario:
Coirones y
neneos: plantas bajas de terreno seco propias de la Patagonia.
Mallín:
terreno húmedo y blando cubierto de pastos.
Zaino: color
de pelo de caballos, más oscuro que el tostado, la gente de campo suele nombrar
al caballo por el color de su pelaje.
Querencia,
el lugar donde vive tanto el hombre como sus animales. Muchos animales saben
por instinto volver a la querencia.
Toro: animal
vacuno macho, no castrado.
Arreador:
especie de látigo.
Recado:
montura formada por varias piezas( bastos, mandil, cojinillo, bajera, encimera
y otros) que constituye un asiento cómodo para cuando se debe montar por varias
horas.
Chocho: contento.
Chocho: contento.
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