Otro centro literario, también de capital impotancia, surgió en México con la aparición de Amado Nervo (1870-1919). Nervo encarnó algunos de los aspectos esenciales del modernismo, fue ítimo amigo de Darío en París donde también frecuentó a Leopoldo Lugones.
Periodista en su juventud, la primer obra que publicó fue una novela:El bachiller. Significativamente, tituló Místicas a su primer volumen de poesías, en 1898, que anunciaba la tendencia predominante de su espíritu; en esa obra, influída por Verlaine, el misticismo apenas se hallaba en algo mas que en el título. En el mismo año publica Perlas negras y luego algunos otros libros donde se define su personalidad, muy dentro de la modalidad modrnista. Mas tarde, su religiosidad lo conduciría por nuevos senderos espiritualercaes y artísticos:su espíritu, como sus versos, se desnuda de lo postizo y ornamental, en busca de la verdad más profunda, del acento mas puro, y su afán espiritualista lo acerca a la teosofía y al budismo. Sus libros de versos se titulan entonces En voz baja, serenidad, Elevación y Plenitud. La amada inmóvil (1920), obra póstuma, a logrado alcanzar una gran popularidad.
Yendo a sus poesías, quién no conserva en su memoria, por haberlas escuchado o leído, las estrofas del poema En paz:Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Perlas negras VI
Rindióme al fin el batallar continuo
de la vida social; en la contienda,
envidiaba la dicha del beduino
que mora en libertad bajo su tienda.
Hui del mundo a mi dolor extraño,
llevaba el corazón triste y enfermo,
y busqué, como Pablo el Ermitaño,
la inalterable soledad del yermo.
Allí moro, allí canto, de la vista
del hombre huyendo, para el goce muerto,
y bien puedo decir como el Bautista:
¡Soy la voz del que clama en el desierto!
Inmortalidad
No, no fue tan efímera la historia
de nuestro amor: entre los folios tersos
del libro virginal de tu memoria,
como pétalo azul está la gloria
doliente, noble y casta de mis versos.
No puedes olvidarme: te condeno
a un recuerdo tenaz. Mi amor ha sido
lo más alto en tu vida, lo más bueno;
y sólo entre los légamos y el cieno
surge el pálido loto del olvido.
Me verás dondequiera: en el incierto
anochecer, en la alborada rubia,
y cuando hagas labor en el desierto
corredor, mientras tiemblan en tu huerto
los monótonos hilos de la lluvia.
¡Y habrás de recordar! Esa es la herencia
que te da mi dolor, que nada ensalma.
¡Seré cumbre de luz en tu existencia,
y un reproche inefable en tu conciencia
y una estela inmortal dentro de tu alma!
de nuestro amor: entre los folios tersos
del libro virginal de tu memoria,
como pétalo azul está la gloria
doliente, noble y casta de mis versos.
No puedes olvidarme: te condeno
a un recuerdo tenaz. Mi amor ha sido
lo más alto en tu vida, lo más bueno;
y sólo entre los légamos y el cieno
surge el pálido loto del olvido.
Me verás dondequiera: en el incierto
anochecer, en la alborada rubia,
y cuando hagas labor en el desierto
corredor, mientras tiemblan en tu huerto
los monótonos hilos de la lluvia.
¡Y habrás de recordar! Esa es la herencia
que te da mi dolor, que nada ensalma.
¡Seré cumbre de luz en tu existencia,
y un reproche inefable en tu conciencia
y una estela inmortal dentro de tu alma!
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