lunes, 22 de agosto de 2011

Invito a visitar el blog Barcos de Papel




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Allí, en entradas semanales, un modesto relato que realizo imaginando los aconteceres vividos por habitantes de la zona rural cordillerana. Gracias.

domingo, 21 de agosto de 2011

GUILHERME FIGUEIREDO (1915-1997)

Escritor y dramaturgo brasilero. Los diálogos transcriptos a continuación  corresponden a una de sus obras más conocidas y representadas: "La Zorra y las Uvas". Aunque situada en la Grecia antigua, esuna excelente muestra del  teatro latinoamericano. El tema es la libertad y sin esfuerzo se vincula con los problemas sociales del mundo real.-

En escena Cleia( mujer de Xantos) y Melita (su esclava)que la está peinando:


Melita: Xantos es un hombre ilustre.

Cleia: Es el filósofo de la propiedad: “Los hombres no son iguales; a cada uno le corresponde una dádiva o un castigo…” La democracia griega es esto: el derecho que tiene el pobre a elegir su tirano. El derecho que tiene el pueblo a oír a Xantos decir que o te hace rico; si te hace libre o te hace esclavo. Es el derecho que tiene el pueblo a oír a Xantos decir que la injusticia es justa, que el sufrimiento es alegría; y que este mundo fue organizado de modo que él pueda beber buenos vinos, tener una casa espléndida, amar a una mujer hermosa.

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Xantos quien regresa de uno de sus viajes  ha traído de regalo a su mujer, un esclavo; Esopo de cuerpo defectuoso y acentuada fealdad.-

Cleia : ¡saca fuera de aquí esta inmundicia humana!

Esopo: había una zorra que no había visto nunca un león. Un día, se encontró de cara con uno; y como era la primera vez que lo veía, sintió tal pavor que por poco se muere. La tercera vez que lo vio, se atrevió a acercarse y hablar con el león. Esta fábula nos enseña que nuestros ojos se hacen indiferentes a lo feo ,del mismo modo como se acostumbran a la belleza del cuerpo de la mujer querida.

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El final de la obra es muy significativo y simbólico de las luchas por la libertad, el poersonaje principal, Esopo, elige morir siendo libre que seguir viviendo como esclavo.-

jueves, 11 de agosto de 2011

JUAN RULFO

Fragmento del cuento "ACUÉRDATE" del consagrado escritor Mexicano.

Acuérdate por aquello de que su otro hijo, Fidencio Gómez, tenía dos hijas muy juguetonas: una prieta y chaparrita, que por mal nombre le decían la Arremangada, y la otra, que era retealta y que tenía los ojos zarcos; y que hasta se decía que ni era suya y que por más señas estaba enferma del hipo. Acuérdate del relajo que armaba cuando estábamos en misa y que a la mera hora de la Elevación soltaba su ataque de hipo, que parecía como si se estuviera riendo y llorando a la vez, hasta que la sacaban afuera y le daban tantita agua con azúcar y entonces se calmaba. Ésa acabó casándose con Lucio Chico, dueño de la mezcalera que antes fue de Librado, río arriba, por donde está el molino de linaza de los Teódulos.

Maternidad  óleo del pintor argentino Carlos Alonso
Acuérdate.

Acuérdate que a su madre le decían la Berenjena porque siempre andaba metida en líos y de cada lío salía con un muchacho. Se dice que tuvo su dinero pero se lo acabó en los entierros, pues todos los hijos se le morían de recién nacidos y siempre les mandaba cantar alabanzas, llevándolos al panteón entre músicas y coros de monaguillos que cantaban "hosannas" y "glorias" y la canción esa de "ahí te mando Señor, otro angelito". De eso se quedó pobre, porque le. resultaba caro cada funeral, por eso de las canelas que les daba a los invitados del velorio. Sólo le vivieron dos, el Urbano y la Natalia, que ya nacieron pobres y a los que ella no vio crecer, porque se murió en el último parto que tuvo, ya de grande, pegada a los cincuenta años.
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Conceptos sobre el escritor JUAN RULFO por escritores latinoamericanos consagrados:
Según Jorge Luis Borges, " Pedro Páramo es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aun de toda la literatura."

Escribió Gabriel García Márquez: "Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca, desde la noche tremenda en que leí la Metamorfosis de Kafka en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá -casi diez años atrás-, había sufrido una conmoción semejante. Al día siguiente leí El llano en llamas, y el asombro permaneció intacto."

En la opinión de la escritora cubana Mayra Montero: …"Pocos adolescentes, muy pocos jóvenes hoy día deben de haber leído El llano en llamas, esa excelente colección de cuentos, o Pedro Páramo, intensísima novela corta. Y el problema es que, sin leer a Juan Rulfo, sin saber de qué se trata Pedro Páramo, o cómo está escrito La noche que lo dejaron solo, nadie puede ser ni cuentista ni novelista en idioma español."

viernes, 5 de agosto de 2011

Juan Rulfo

[ Fragmento del Cuento. ]

Es que somos muy pobres

Aquí todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a llover como nunca. A mi papá eso le dio coraje, porque toda la cosecha de cebada estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de agua, sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aunque fuera un manojo; lo único que pudimos hacer, todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejabán, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada.

Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río

El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba muy dormido y, sin embargo, el estruendo que traía el río al arrastrarse me hizo despertar en seguida y pegar el brinco de la cama con mi cobija en la mano, como si hubiera creído que se estaba derrumbando el techo de mi casa. Pero después me volví a dormir, porque reconocí el sonido del río y porque ese sonido se fue haciendo igual hasta traerme otra vez el sueño.

Cuando me levanté, la mañana estaba llena de nublazones y parecía que había seguido lloviendo sin parar. Se notaba en que el ruido del río era más fuerte y se oía más cerca. Se olía, como se huele una quemazón, el olor a podrido del agua revuelta.

A la hora en que me fui a asomar, el río ya había perdido sus orillas. Iba subiendo poco a poco por la calle real, y estaba metiéndose a toda prisa en la casa de esa mujer que le dicen la Tambora. El chapaleo del agua se oía al entrar por el corral y al salir en grandes chorros por la puerta. La Tambora iba y venía caminando por lo que era ya un pedazo de río, echando a la calle sus gallinas para que se fueran a esconder a algún lugar donde no les llegara la corriente.

Y por el otro lado, por donde está el recodo, el río se debía de haber llevado, quién sabe desde cuándo, el tamarindo que estaba en el solar de mi tía Jacinta, porque ahora ya no se ve ningún tamarindo. Era el único que había en el pueblo, y por eso nomás la gente se da cuenta de que la creciente esta que vemos es la más grande de todas las que ha bajado el río en muchos años.

Mi hermana y yo volvimos a ir por la tarde a mirar aquel amontonadero de agua que cada vez se hace más espesa y oscura y que pasa ya muy por encima de donde debe estar el puente. Allí nos estuvimos horas y horas sin cansarnos viendo la cosa aquella. Después nos subimos por la barranca, porque queríamos oír bien lo que decía la gente, pues abajo, junto al río, hay un gran ruidazal y sólo se ven las bocas de muchos que se abren y se cierran y como que quieren decir algo; pero no se oye nada. Por eso nos subimos por la barranca, donde también hay gente mirando el río y contando los perjuicios que ha hecho. Allí fue donde supimos que el río se había llevado a la Serpentina, la vaca esa que era de mi hermana Tacha porque mi papá se la regaló para el día de su cumpleaños y que tenía una oreja blanca y otra colorada y muy bonitos ojos.
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Juan Rulfo: Mexicano (1918-1986) Autor de numerosos cuentos donde con calidad literaria relata la realidad y la magia de la vida rural  en pequeñas aldeas de su país, basándose en sus propias vivencias.
 Es autor de una de las mejores obras de la literatura iberoamericana: "Pedro Páramo" ( 1955).