martes, 26 de abril de 2011

AZORÍN : "LAS CONFESIONES DE UN PEQUEÑO FILÓSOFO"

IV
LA ALEGRÍA
¿Cuándo jugaba yo? ¿Qué juegos eran los míos? Os diré uno: no conozco otro. Era por la noche, después de cenar: todo el día había estado yo trafagando en la escuela a vueltas con las cartillas, o bien metido en casa, junto al balcón, repasando los grabados de un libro. Cuando llegaba la noche, se hacía como un oasis en mi vida; la luna bañaba suavemente la estrecha callejuela; un frescor vivificante venía de los huertos cercanos. Entonces mi vecino y yo jugábamos a la lunita. Este juego consiste en ponerse en un cuadro de luz y en gritarle al compañero que uno «está en su luna», es decir, en la del adversario: entonces el otro viene corriendo a desalojarle ferozmente de su posesión, y el perseguido se traslada a otro sitio iluminado por la luna.... hasta que es alcanzado.


Mi vecino era un muchacho recogido y taciturno, que luego se hizo clérigo; yo creo que éste ha sido nuestro único juego. Pero a veces tenía un corolario verdaderamente terrible. Y consistía en que una criada de la vecindad, que era la mujer más estupenda que he conocido, salía vestida bizarramente con una larga levita, con un viejo sombrero de copa y con una escoba al hombro. Esto era para nosotros algo así como una hazaña mitológica; nosotros admirábamos profundamente a esta criada. Y luego, cuando en esta guisa, nos llevaba a una de las eras próximas, y nos revolcábamos, bañados por la luz de la luna, en estas noches serenas de Levante, sobre la blanda y cálida paja, a nuestra admiración se juntaba una intensa ternura hacia esta mujer única, extraordinaria, que nos regalaba la alegría...
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Casa de Azorín en Monóvar, Alicante.

XIII
LA LUNA
Cuando yo pasaba por este largo salón con piso de madera, en que resonaban huecamente los pasos, levantaba la vista y miraba a través de las ventanas. Y entonces veía allá a lo lejos, al otro lado del patio, en la torrecilla que surgía sobre el tejado, los cazos ligeros, pequeños, del anemómetro que giraba, giraba incesantemente.


Unas veces marchaban lentos, suaves; otras corrían desesperados, vertiginosos. Y yo siempre los miraba, sintiendo una profunda admiración, un poco inexplicable, por estos locos cacillos que daban vueltas sin parar, rápidos, lentos, indiferentes a las inquietudes humanas, allá en lo alto, sobre la ciudad en que los hombres hacían tantas cosas terribles...

XIV
YECLA
"Yecla —ha dicho un novelista— es un pueblo terrible." Sí que lo es; en este pueblo se ha formado mi espíritu. Las calles son anchas, de casas sórdidas o viejos caserones destartalados: parte del poblado se asienta en la falda de un monte yermo; parte se explaya en una pequeña vega verde, que hace más hórrida la inmensa mancha gris, esmaltada con grises olivos, de la llanura sembradiza...


En la ciudad hay diez o doce iglesias; las campanas tocan a todas horas; pasan labriegos con capas pardas; van y vienen devotas con mantillas negras. Y de cuando en cuando discurre por las calles un hombre triste que hace tintinear una campanilla, y nos anuncia que un convecino nuestro acaba de morirse.

En Semana Santa toda esta melancolía congénita llega a su estado agudo: forman las procesiones largas filas de encapuchados, negros, morados, amarillos, que llevan Cristos sanguinosos y Vírgenes doloridas; suenan a lo lejos unas bocinas roncas con sones plañideros; tañen las campanas; en las iglesias, sobre las losas, entre cuatro blandones, en la penumbra de la nave, un crucifijo abre sus brazos, y las devotas suspiran, lloran y besan sus pies claveteados.

Y esta tristeza, a través de siglos y siglos, en un pueblo pobre, en que los inviernos son crueles, en que apenas se come, en que las casas son desabrigadas, ha ido formando como un sedimento milenario, como un recio ambiente de dolor, de resignación, de mudo e impasible renunciamiento a las luchas vibrantes de la vida.


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Anotación del editor de Leer y Compartir:
Siempre agradeceré a la memora de mi profesor de Castellano de primer año, el señor Juan A. Decembre
por habernos pedido tener , entre nuestros libros en la materia, este del autor  y filósofo español.

  También teníamos una Antología de Laccau Rosetti; con  excelentes fragmentos de autores consagrados y poesías. De allí recuerdo haber leído por primera vez una poesía de Alfonsina Storni.
-----El material  que aquí aparece ha sido tomado del sitio: http://es.scribd.com/

sábado, 23 de abril de 2011

Día del Idioma Español

El 23 de abril, se celebra el DIA DEL IDIOMA ESPAÑOL en el mundo hispano, para rendir tributo a quien con su obra "El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha" logró el engrandecimiento de la lengua española. Miguel de Cervantes Saavedra, quién nació en Alcalá de Henares el 29 de septiembre de 1547, fue autor de otras obras como "Rinconete y Cortadillo"; las "Novelas ejemplares" "Viaje del Parnaso", "Ocho comedias y ocho entremeses", "Los trabajos de Persiles y Segismunda", "La Galatea", "El trato de Argel" y "La destrucción de Numancia".
Murió el 23 de abril de 1616 en Madrid.



A continuación un brevísimo fragmento del Capítulo decimosexto


De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que él imaginaba ser castillo.


¿Cómo se llama este caballero? preguntó la asturiana Maritornes. Don Quijote de la Mancha, respondió Sancho Panza, y es caballero aventurero y de los mejores y más fuertes que de luengos tiempos acá se han visto en el mundo. ¿Qué es caballero aventurero? replicó la moza. ¿Tan nueva sois en el mundo que no lo sabeis vos? respondió Sancho Panza: Pues sabed, hermana mía, que caballero aventurero es una cosa que en dos palabras se ve apaleado y emperador; hoy está la más desdichada criatura del mundo y la más menesterosa, y mañana tendrá dos o tres coronas de reinos que dar a su escudero. Pues ¿cómo vos, siendo de este tan buen señor, dijo la ventera, no tenéis a lo que parece siquiera algun condado? Aún es temprano, respondió Sancho, porque no ha sino un mes que andamos buscando las aventuras, y hasta ahora no hemos topado con ninguna que lo sea, y tal vez hay que se busca una cosa y se halla otra; verdad es que si mi señor Don Quijote sana de esta herida o caída, y yo quedo contrecho della, no trocaría mis esperanzas con el mejor título de España.


Todas estas pláticas estaba escuchando muy atento Don Quijote, y sentándose en el lecho como pudo, tomando de la mano a la ventera, le dijo: Creedme, fermosa señora, que os podeis llamar venturosa por haber alojado en este vuestro castillo a mi persona, que es tal, que si no la alabo es por lo que suele decirse, que la alabanza propia envilece, pero mi escudero os dirá quien soy; sólo os digo que tendré eternamente escrito en mi memoria el servicio que me habedes fecho para agradecéroslo mientras la vida me durase; y pluguiera a los altos cielos que el amor no me tuviera tan rendido y tan sujeto a sus leyes, y los ojos de aquella hermosa ingrata que digo entre mis dientes, que los de esta fermosa doncella fueran señores de mi libertad.

jueves, 21 de abril de 2011

Recordando a Mark Twain en la fecha de su muerte

El autor

Las aventuras de Tom Sawyer  ( Fragmento del Capítulo I)


Su tía Polly se quedó un momento sorprendida y después se echó a reír bondadosamente.



-¡Diablo de chico! ¡Cuándo acabaré de aprender sus mañas! ¡Cuántas jugarretas como ésta no me habrá hecho, y aún le hago caso! Pero las viejas bobas somos más bobas que nadie. Perro viejo no aprende gracias nuevas, como suele decirse. Pero, ¡Señor!, si no me la juega del mismo modo dos días seguidos, ¿cómo va una a saber por dónde irá a salir? Parece que adivina hasta dónde puede atormentarme antes de que llegue a montar en cólera, y sabe, el muy pillo, que si logra desconcertarme o hacerme reír ya todo se ha acabado y no soy capaz de pegarle. No; la verdad es que no cumplo mi deber para con este chico: ésa es la pura verdad. Tiene el diablo en el cuerpo; pero, ¡qué le voy a hacer! Es el hijo de mi pobre hermana difunta, y no tengo entrañas para zurrarle. Cada vez que le dejo sin castigo me remuerde la conciencia, y cada vez que le pego se me parte el corazón. ¡Todo sea por Dios! Pocos son los días del hombre nacido de mujer y llenos de tribulación, como dice la Escritura, y así lo creo. Esta tarde se escapará del colegio y no tendré más remedio que hacerle trabajar mañana como castigo. Cosa dura es obligarle a trabajar los sábados, cuando todos los chicos tienen asueto; pero aborrece el trabajo más que ninguna otra cosa, y, o soy un poco rígida con él, o me convertiré en la perdición de ese niño.


Tom hizo rabona, en efecto, y lo pasó en grande. Volvió a casa con el tiempo justo para ayudar a Jim, el negrito, a aserrar la leña para el día siguiente y hacer astillas antes de la cena; pero, al menos, llegó a tiempo para contar sus aventuras a Jim mientras éste hacía tres cuartas partes de la tarea. Sid, el hermano menor de Tom o mejor dicho, hermanastro, ya había dado fin a la suya de recoger astillas, pues era un muchacho tranquilo, poco dado a aventuras ni calaveradas. Mientras Tom cenaba y escamoteaba terrones de azúcar cuando la ocasión se le ofrecía, su tía le hacía preguntas llenas de malicia y trastienda, con el intento de hacerle picar el anzuelo y sonsacarle reveladoras confesiones. Como otras muchas personas, igualmente sencillas y candorosas, se envanecía de poseer un talento especial para la diplomacia tortuosa y sutil, y se complacía en mirar sus más obvios y transparentes artificios como maravillas de artera astucia.


El Autor:Nació el  30 de noviembre de 1835 en Florida (Missouri)


Falleció a los 74 años el  21 de abril de 1910 en  Redding (Connecticut )

Es un prestigioso y muy leído autor norteamericano: con obras emblemáticas  que han deleitado a un numeroso público de todo el mundo.

Entre sus numerosas obras se cuentan títulos como:

Las aventuras de Huckleberry Finn (1884), considerada la primera novela moderna de la literatura estadounidense.
Varios libros de cuentos y relatos.
Príncipe y mendigo (1882), novela histórica. Llevada al cine al igual que Las aventuras de H. Finn y las de Tom Sawyer

La célebre rana saltarina del condado de Calaveras (1865)


Los inocentes en el extranjero (1869),
Diario de Adán y Eva (1906)

He podido deleitarme en la lectura de las aventuras: las de H.Finn y las de Tom Sawyer así como el Diario de Adán y Eva-  Creo que cualquiera de sus libros que leyera me agradaría igualmente. Es uno de mis autores preferidos.

martes, 19 de abril de 2011

CONTINUACIÓN DE "AFRODITA HA VUELTO"



Un día, ya maduros y con hijos grandes, Adriana y Andino cenaban en un restaurante del centro cuando aparece Leticia y su esposo, que no era ya Efraín el manco, sino otro al que presentó como Ángel. Los sentimientos de Adriana fueron muy contradictorios. Por un lado la alegría de reencontrarse con su amiga y compañera de colegio, con todos los recuerdos que eso significaba; por otro, pensar en la coquetería que se veía intacta en el aspecto de la diosa griega de sus sueños. Se agregaron a su mesa sin consultarlos, entre las risas y parloteo de Leticia. Esa noche al despedirse, ya estaban enterados de varias separaciones, nuevas parejas y amoríos pasajeros de la reaparecida amiga, quien no tenía reparos en contar todos los detalles de su vida sentimental. No se despidieron sin que antes la coqueta amiga reencontrada no obtuviera el teléfono y la dirección de Adriana.


Esa noche volvió a soñar y vio en sueños como la incansable Afrodita, con el rostro de Leticia perseguía por celestiales campos a un Adonis que ostentaba, con aire libidinoso el rostro de su Andino.

Adriana, más que preocupada, al borde de la desesperación habló con su marido y le advirtió acerca de Leticia. Pero él, sólo rió de buena gana y la calmó de todas formas, incluso ofendiéndose por las advertencias de su mujer, que calificó de infantiles y sin fundamento.

En vano ella trató de evitar nuevos encuentros con Leticia, hasta ese jueves por la tarde en que aquella la citó en una confitería del centro y a poco de iniciar la charla le dijo: -Mirá Adriana, no sé si ya lo habrás soñado pero estoy a la caza de tu Adonis…

Y ante la atónita amiga prosiguió: -Sí, a la casa de Andino y, como bien sabes, en materia de conquistas, donde pongo el ojo pongo la flecha…

- ¡…!

La mente en blanco de Adriana ni si quiera le permitió pensar que en verdad Afrodita había vuelto.-
                                                                                                          (Escrito por Carlos Buganem)

domingo, 17 de abril de 2011

Un cuento de mi autoría

Afrodita ha vuelto



Apenas se despertó, esa mañana, Adriana recordó lo que había soñado y se rió con muchas ganas: en el sueño, Leticia, una de sus compañeras, la más bonita y coqueta del curso, aparecía semidesnuda como la estatua de Afrodita que el día anterior había mostrado el profesor de historia en unas filminas. Estaban estudiando Historia griega.

Le había impresionado toda esa constelación de dioses y diosas que el profesor mencionó someramente, en un panorama general que, les anticipó, irían estudiando en el término de varias semanas. Comenzaron con Afrodita y los avatares de su vida amorosa y divina.

Ese día en el colegio, no les tocaba historia, pero Adriana igual encontró un momento para comentarle a Leticia, sobre su experiencia onírica, ambas rieron mucho y su amiga le preguntó -¿Y mis amantes, no aparecieron?

-Creo que sí, pero en segundo plano, no identifiqué sus rostros. Respondió la soñadora.

La noche siguiente, como respondiendo a la curiosidad de ambas chicas, soñó que Andrés, el chico más apuesto del curso, era Adonis y, poco a poco, día tras día; mejor dicho: noche tras noche, Adriana seguía encontrando en sus sueños a sus compañeros de la escuela y algunas personas del barrio.-

Esta situación un poco la divertía y también la preocupaba; por un lado la favoreció ya que estudiaba con mucho interés la mitología y tan compenetrada que sus notas de historia eran brillantes. De continuar así, tendría diez de promedio en ese trimestre.

Hasta Bruno, un jovencito del barrio, repartidor de gaseosas, rengo después de un accidente ocurrido años atrás, aparecía en sus sueños como Héfesto, y desposaba a Leticia.

Un día, dando lección oral, la soñadora se refirió a Afrodita, nombrándola lisa y llanamente Leticia.

-¿Cómo dijo? Saltó al instante el profesor y, sus compañeros, excepto la aludida que sabía de los sueños de la joven, la miraron como si le hubieran brotado alas en la cabeza. Pero, ella se corrigió de inmediato: -perdón profesor, quise decir Afrodita. Y siguió solventemente dando su lección.-

Terminó ese curso con diez de promedio en historia, al siguiente habían olvidado lo acontecido y claro, este año tenían moderna y contemporánea, hubiera sido interesante soñar con las dinastías europeas, los Tudor, por ejemplo, pero eso no ocurrió y el promedio de Adriana volvió a ser siete en historia.

Pasaron dos cursos más y egresaron, las dos amigas se siguieron viendo y un día Leticia anunció que se casaba, Adriana conoció al novio poco antes de la boda, se llamaba Efraín y al saludarlo la recorrió un escalofrío porque la saludó con el brazo izquierdo pues era manco del derecho. Por suerte vino a calmar la inquietud de Adriana, la circunstancia de que su amiga se fuera de la ciudad con el esposo y cada cual siguió diversos caminos en la vida. Adriana conoció tiempo después a quien sería su esposo, del que pensó en aquel casual primer encuentro que era, de verdad, un adonis llamado Andino. Se casaron y fueron muy felices…

....................................................................................................Continuará.............................................

miércoles, 13 de abril de 2011

DEL ESCRITOR JOSÉ SARAMAGO...

" Los escépticos sobre la naturaleza humana, que son muchos y obstinados, vienen sosteniendo que, si bien es cierto que la ocasión no siempre hace al ladrón, también es cierto que ayuda mucho."

El párrafo transcripto corresponde al libro "Ensayo sobre la ceguera" del mencionado autor.

José Saramago
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Comentario de JUAN JOSÉ MILLAS para la edición Alfaguara de “Ensayo sobre la ceguera”



Un hombre parado ante un semáforo en rojo se queda ciego súbitamente. Es el primer caso de una “ceguera blanca”que se expande de manera fulminante. Internados en cuarentena o perdidos en la ciudad, los ciegos tendrán que enfrentarse con lo que existe de más primitivo en la naturaleza humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio.


"Ensayo sobre la ceguera" es la ficción de un autor que nos alerta sobre “la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron”. José Saramago traza en este libro una imagen aterradora -y conmovedora- de los tiempos que estamos viviendo. En un mundo así , ¿cabrá alguna esperanza?


“Hay novelas que después de leídas continuarán iluminando túneles en la conciencia, abriendo puertas de habitaciones a las que no nos habíamos asomado pese a estar dentro de nosotros”.


“Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos”.



lunes, 11 de abril de 2011

HOY TEATRO

FELIZ ANIVERSARIO

Personajes:

Marta ( Esposa)

Luis Pedro (Marido)

Rosalía (Madre de Marta )

Daniela  (Hija)

Judith (Hija)

Domingo de mañana, living familiar. Mobiliario corriente de clase media. A un costado en proscenio un marco de espejo de pie, sin el espejo.


Puertas laterales a cocina o exterior y a dormitorios o interior.





Escena I

En escena: matrimonio : ella Marta, ceba el mate; él Luis lee el diario. Y la madre de ella: Rosalía, desayunando

Marta: (Recibiendo el mate que acaba de tomar Luis) ¿Le cambio la yerba?

Luis: Está bueno, si en veinticinco años no aprendiste a hacer buen mate, no creo que mejores tu performance.( sigue leyendo el diario)

Marta: Pero bien que tomás mis mates. ¿O no? …(El lee y no responde)…¡Qué desagradecidos son los hombres!

Pausa

Rosalía: ( A Marta) ¿Qué hora es? ( Por Luis) Decile que va a llegar tarde...

Marta : Hoy es domingo, mamá…

Rosalía: ¿Domingo? … Anoche no pegué un ojo…¿Edith llegó como a las cuatro?

Marta: Salió a bailar con el grupo.

Luis: ( A Marta) Decile  que no se pase del límite. Eran mucho más de las cuatro.

Rosalía: ¿También estaba desvelado? (Él no reponde.)

Marta: Bueno, Luipi…Hoy en día es así. El baile comienza tarde.

Rosalía: Antes las chicas no salían hasta tan tarde.

Luis: Ya lo creo . Usted no la dejaba a Marta más que hablar en el zaguán . Y cuando íbamos al cine nos  
         esperaba levantada.

Marta: (Riendo.) ¡ Y tenía que contarle la película!
Rosalía: Y eso, después de oficializarse el noviazgo. Todas mis hijas llegaron vírgenes al matrimonio.

Luis: (Por lo bajo a Marta) Eso es lo que ella cree.

Rosalía: ( A Marta) ¿Qué ha dicho?

Marta: Dice que eran otros tiempo, mamá.

(Esta es la primera escena de una obra breve que escribí hace algún tiempo)

domingo, 10 de abril de 2011

MIGUEL A. CAMINO: Comentarios sobre la entrada respectiva.













 Hola. Me sumo a la aclaración de Mariana. Mi madre, nacida en El Bolsón es sobrina del poeta,
quien falleció cuando ella era muy chica. Si embargo, me confirma que se llamaba Andrés. Su padre,
mi abuelo, se llamaba Don Emilio Camino Salas, quien fue Jefe de Correos de El Bolsón por muchos años, era medio hermano del escritor quien le llevaba muchos años, probablemente más de veinte. Saludos a Mariana. Quizás entremos en contacto alguna vez. Firma: Verónica Claudia Rius



Por Vero el MIGUEL ANGEL CAMINO el poeta de San martín de los... el 31/03/11



Hola, si este poema es del poeta que vivió en San Martín de los Andes, su nombre es Miguel Andrés Camino. Yo soy su bisnieta, Mariana Camino, y agradezco la difusión de su obra, Saludos Cordiales Mariana


Por Mariana el MIGUEL ANGEL CAMINO el poeta de San martín de los... el 22/01/11

 Disculpas a las amables Sras. que hicieron estos comentarios: tuve siempre la duda e incluso he encontrado que algunas veces se lo cita como Miguel Andrés y otras como Miguel Angel. Gracias por los comentarios.
La demora en que aparezcan es que, por alguna razón técnica que desconozco, el sistema cataloga todos los comentarios como spam y los deja en un apartado donde no se hacen públicos. en la fecha los descubrí y por eso los hago públicos. Gracias.

Efectivamente los poemas que he incluído en varias entradas en "Leer y Compartir" pertenecen al poeta Miguel A. caminos que vivió en la ciudad de San Martín de los Andes, prov. de Neuquén, en el paraje denominado "La Vega" o "Vega Maipú."C.B.
 

sábado, 9 de abril de 2011

PABLO NERUDA "Oda a un reloj en la noche"

En la noche, en tu mano
brilló como luciérnaga
mi reloj.


su cuerda:
como un susurro seco
salía
de tu mano invisible.

Tu mano entonces
volvió a mi pecho oscuro
a recoger mi sueño y su latido.


El reloj
siguió cortando el tiempo
con su pequeña sierra.
Como en un bosque
caen
fragmentos de madera,
mínimas gotas, trozos
de ramajes o nidos,
sin que cambie el silencio,
sin que la fresca oscuridad termine,

así
siguió el reloj cortando
desde tu mano invisible,
tiempo, tiempo,
y cayeron
minutos como hojas,
fibras de tiempo roto,
pequeñas plumas negras.


Como en el bosque
olíamos raíces,
el agua en algún sitio desprendía
una gotera gruesa
como una uva mojada.

Un pequeño molino
molía noche,
la sombra susurraba
cayendo de tu mano
y llenaba la tierra.

Polvo,
tierra, distancia
molía y molía
mi reloj en la noche,
desde tu mano.

Yo puse
mi brazo
bajo tu cuello invisible,
bajo su peso tibio,

y en mi mano
cayó el tiempo,
la noche,





pequeños ruidos                                 
de madera y de bosque,  
de noche dividida,
de fragmentos de sombra,
de agua que cae y cae:

entonces cayó el sueño
desde el reloj y desde
tus dos manos dormidas,
cayó como agua oscura

de los bosques,
del reloj
a tu cuerpo,
de ti hacia los países,
agua oscura,
tiempo que cae
y corre
adentro de nosotros.

Y así fue aquella noche,

sombra y espacio, tierra

y tiempo,

algo que corre y cae

y pasa.

Y así todas las noches
van por la tierra,
no dejan sino un vago
aroma negro,
cae una hoja,
una gota
en la tierra
apaga su sonido,
duerme el bosque, las aguas,
las praderas,
las campanas,
los ojos.

Te oigo y respiras,
amor mío,
dormimos.

jueves, 7 de abril de 2011

"El Pincipito" ("Le petit prince") de Antoine de Saint Exupèry

Capítulo IV


De esta manera supe una segunda cosa muy importante: su planeta de origen era apenas más
grande que una casa.
Esto no podía asombrarme mucho. Sabía muy bien que aparte de los grandes planetas como la Tierra, Júpiter, Marte, Venus, a los cuales se les ha dado nombre, existen otros centenares de ellos tan pequeños a veces, que es difícil distinguirlos aun con la ayuda del telescopio. Cuando un astrónomo descubre uno de estos planetas, le da por nombre un número. Le llama, por ejemplo, "el asteroide 3251".
Tengo poderosas razones para creer que el planeta del cual venía el principito era el asteroide B612.

Este asteroide ha sido visto sólo una vez con el telescopio en 1909, por un astrónomo turco.
Este astrónomo hizo una gran demostración de su descubrimiento en un congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le creyó a causa de su manera de vestir. Las personas mayores son así.

Felizmente para la reputación del asteroide B 612, un dictador turco impuso a su pueblo, bajo pena de
muerte, el vestido a la europea. Entonces el astrónomo volvió a dar cuenta de su descubrimiento en 1920
y como lucía un traje muy elegante, todo el mundo aceptó su demostración.

Si les he contado de todos estos detalles sobre el asteroide B 612 y hasta les he confiado su número, es por consideración a las personas mayores. A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar:

"¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio
preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?"Solamente con estos detalles creen conocerle. Si les decimos a las personas mayores: "He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil pesos". Entonces exclaman entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!"

De tal manera, si les decimos: "La prueba de que el principito ha existido está en que era un muchachito encantador, que reía y quería un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe", las personas mayores se encogerán de hombros y nos dirán que somos unos niños. Pero si les decimos: "el planeta de donde venía el principito era el asteroide B 612", quedarán convencidas y no se preocuparán de hacer más preguntas. Son así. No hay por qué guardarles rencor. Los niños deben ser muy ndulgentes con las personas mayores.
Pero nosotros, que sabemos comprender la vida, nos burlamos tranquilamente de los números. A mí me habría gustado más comenzar esta historia a la manera de los cuentos de hadas. Me habría gustado decir:

     "Era una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía   necesidad de un amigo…" Para aquellos que comprenden la vida, esto hubiera parecido más real.

Porque no me gusta que mi libro sea tomado a la ligera. Siento tanta pena al contar estos recuerdos. Hace ya seis años que mi amigo se fue con su cordero. Y si intento describirlo aquí es sólo con el fin de no olvidarlo. Es muy triste olvidar a un amigo. No todos han tenido un amigo. Y yo puedo llegar a ser como las personas mayores, que sólo se interesan por las cifras. Para evitar esto he comprado una caja de lápices de colores. ¡Es muy duro, a mi edad, ponerse a aprender a dibujar, cuando en toda la vida no se ha hecho otra tentativa que la de una boa abierta y una boa cerrada a la edad de seis años!

 Ciertamente que yo trataré de hacer retratos lo más parecido posibles, pero no estoy muy seguro de lograrlo. Uno saldrá bien y otro no tiene parecido alguno. En las proporciones me equivoco
también un poco. Aquí el principito es demasiado grande y allá es demasiado pequeño. Dudo también sobre el color de su traje. Titubeo sobre esto y lo otro y unas veces sale bien y otras mal. Es posible, en fin, que me equivoque sobre ciertos detalles muy importantes.








 Pero habrá que perdonármelo ya que mi amigo no me daba nunca muchas explicaciones. Me creía semejante a sí mismo y yo, desgraciadamente, no sé ver un cordero a través de una caja. Es posible que yo sea un poco como las personas mayores.
He debido envejecer.



domingo, 3 de abril de 2011

“Vida en la montaña” poema de Miguel A. Camino

MIGUEL A. CAMINO

( De su libro “Chaquiras” editado en 1926 por Sociedad de Publicaciones “·El Inca” Ediciones Especiales. México 1416 Buenos Aires)





A respirar el aire de las sierras,

Salía por costumbre de mañana,


envuelto en los vapores de la niebla

Como en un poncho de harinita y agua.


Escuchaba el balar de las ovejas,

El mugido lejano de las vacas,


El hueco resonar de los cencerros,

El rodar de los riscos en las faldas,


El seco martillar del carpintero,

El silbo del zorzal en las quebradas,


Y el goterón pausado del rocío

Al desprenderse en llanto de las ramas.


Aspiraba humedad de musgo y hongos,

El acre fermentar de la hojarasca.


El picor perfumado del tomillo

Y el vaho amoniacal de las majadas.


En horas de placer apetecía

El manso florecer de las zagalas


Y acumulaba ardor y nuevos bríos

nutriéndome de frutas y cuajadas.


Bañábame en color y en armonía.

Perfumaba mi cuerpo con manzanas,



Atigrando mi piel con los lunares

De sol terciopelado que esplendían

entre la sombra azul de la enramada,


y tal un caracol, puesto al oído,

La vida resonaba dentro mi alma.



( De su libro “Chaquiras” editado en 1926 por Sociedad de Publicaciones “·El Inca” Ediciones Especiales. México 1416 Buenos Aires)

Recibida esta acotación de una familiar del poeta:
Hola, si este poema es del poeta que vivió en San Martín de los Andes, su nombre es Miguel Andrés Camino. Yo soy su bisnieta, Mariana Camino, y agradezco la difusión de su obra, Saludos Cordiales Mariana