viernes, 20 de diciembre de 2019

ANUNCIO: NUEVO SITIO Y NUEVO RELATO

                                             https://nelsur.blogspot.com/

En ese nuevo sitio, proximamente iniciaré la publicación, en entregas semanales, de un cuento de mi autoría, que se publicará por partes o entradas, los días martes. Se trata de la narración de una historia totalmente producto de mi imaginación, que se refiere al amor que surge entre dos jóvenes; Teresa y Santiago, que se ve interferido por el interés en la joven, del hijo de un estanciero (Mariano) quien hará sentir su poder persiguiendo al elegido por el corazón de la joven. 
Otro amor nace entre  Emilse, hermana de Mariano y Juio, hermano de Teresa, el sentimiento es mutuo entre ellos pero aquí quien se opone es el padre de la joven, rico , pudiente y prestigioso estanciero de la zona y patrón del padre de Teresa y Julio. 
El ámbito en que ubico la historia es la cordillera patagónica, el cual conozco y donde he vivido la mayor parte de mi vida. 
Espero que como en mis anteriores cuentos largos ( "En un verde y lejano lugar" y "La princesa del Azar", los lectores virtuales de blogs, me acompañen en la lectura de este nuevo relato) 


miércoles, 11 de diciembre de 2019

MIL SOLES ESPLENDIDOS, novela de KHALED HOSSEINI


Es un libro que puedo recomendar sin ninguna duda, sí debo advertir que es un libro que muestra con crudeza el maltrato a las mujeres y la guerra civil en Afganistán. la labor narrativa del autor, nativo de ese país, es excelente y por eso el libro atrapó mi interés desde el primero al último capítulo. No es una lectura  pasatista, es duro y puedo decir que he sufrido con los personajes, si puede ser válida la expresión. Se sufre por los horrores de la guerra, los atentados y también por las injusticias del mal trato y desconsideración atroz hacia las mujeres. Para una mejor y más profesional síntesis de lo que es esta novela, agrego en la segunda imagen la contratapa del libro. La primera edición es de 2007 y 
 al menos hasta 2015 hubieron 21ediciones por  Editorial Salamandra. Viene también en formato de bolsillo que obviamente es más económica y de muy buena calidad, me consta porque la he comprado para regalar. Mil Soles es la segunda novela de este autor y ha superado a la primera "BARRILETES EN EL CIELO" que ha sido sin dudas u éxito editorial. El autor publicó una tercera novela titulada: "Y LAS MONTAÑAS HABLARON".- 







PD: Estoy leyendo  "COMETAS EN EL CIELO" cronológicamente anterior a "MIL SOLES ESPLÉNDIDOS". ya sus primeros capítulos han despertado fuertemente mi interés. La obra ha sido un éxito editorial desde su primera edición en julio de 2013,M; año en que hubo dos ediciones mas.






sábado, 9 de noviembre de 2019

KHALIL GIBRAN ( 1833- 1931)





KHALIL  GIBRAN 









Fue un poeta, filósofo y artista nacido en el Líbano. Sus obras que incluyen poesía y prosa se han traducido a más de veinte idiomas.       


Nació el 6 de diciembre de 1833 en Bicharre, en las montañas del Líbano. 


En 1894 emigra a los EEUU  y se radica en Boston donde aprende el idioma inglés sin dejar su idioma nativo que retomará al volver a  su patria en 1898 donde permanece hasta 1902, completando sus estudios  árabes en el Colegio de la Sabiduría de Beirut.


Posteriormente vuelve  a Boston y gana una beca para estudiar pintura en Paris hasta 1910. También se destacó como artista plástico, ilustró algunas de sus obras y sus dibujos y pinturas se han expuesto en las principales ciudades del mundo. 


Ese mismo año vuelve a los EEUU donde vivirá y allí morirá en el año 1931.


Sus obras más conocidas son   "Alas rotas" (1912)"El Loco"(1918)"El Precursor (19209; "El Loco"(1918); "El Profeta" (1923); "Arena y Espuma" (1927); "Jesús, Hijo del Hombre" (1928) y "Los Dioses de la Tierra" (1931) y en cuanto a sus obras "La voz del Maestro" y " Dichos Espirituales" fueron publicadas después de su muerte, la primera en 1959 y la segunda en 1963. 

Sigue el texto con que da inicio a su obra "El Loco":

Me preguntas cómo...
Me preguntas cómo me volví loco. Ocurrió así:
Un día,  mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de u  profundo sueño y descubrí que se habían robado todas mis máscaras, las siete máscaras que había modelado y usado en siete vidas.
Hui sin máscara por las atestadas calles gritando: "¡Ladrones! ladrones! ¡Malditos ladrones!".
Hombres y mujeres se reían de mi, y algunos corrieron a sus casas temerosos de mi.
Y cuando llegué a la plaza del mercado, un muchacho de pie sobre el techo de una casa, gritó: 
"¡Es un loco!"
Alcé la vista para mirarlo y por primera vez el sol besó mi rostro desnudo. Por primara vez el sol besó mi rostro desnudo, y mi alma se inflamó de amor por el sol y ya no deseé más mis máscaras. Cómo en éxtasis grité: "¡Benditos, benditos sean los ladrones que me han robado mis máscaras!".
Así fue como me volví loco.
Y he hallado  libertad y salvación en mi locura; la libertad de estar solo y a salvo de ser comprendido, porque aquellos que nos comprenden esclavizan algo nuestro.


Proximamente otros fragmentos y poesías de Khalil Gibrán


miércoles, 18 de septiembre de 2019

ESTEBAN ECHEVERRÍA


 Yo supe de este poeta argentino, siendo chico, cuando residiendo en el pueblo, seguramente hoy ciudad, de General Daniel Cerri, en la pcia. de Buenos Aires, escuchábamos, mi hermana Haydee y yo, una novela donde se relataba la vida de Esteban Echeverría. Años más tarde al cursar el colegio secundario, volvería a leer sobre él en las clases de literatura. una vida digna de ser conocida y un poeta digno de ser leído.


Nació el 2 de septiembre de 1805 en Buenos Aires.

Hijo de María Espinosa y del español José Domingo Echeverría.

Cursó estudios en el Colegio de Ciencias Morales. Fue dependiente en la casa comercial Lezica Hermanos.


Escritor argentino, un exponente  fundamentales del romanticismo  entre los poetas argentinos. 

Falleció en Montevideo en 1851


Uno de sus poemas más famosos es La Cautiva, he aquí un fragmento de su comienzo:
                                     La vuelta del malón, oleo de Angel Della Valle, 1892 artista argentino
La Cautiva
Era la tarde, y la hora
en que el sol la cresta dora
de los Andes. El Desierto
inconmensurable, abierto,
y misterioso a sus pies
se extiende; triste el semblante,
solitario y taciturno
como el mar, cuando un instante
al crepúsculo nocturno,
pone rienda a su altivez.

Gira en vano, reconcentra
su inmensidad, y no encuentra
la vista, en su vivo anhelo,
do fijar su fugaz vuelo,
como el pájaro en el mar.
Doquier campos y heredades
del ave y bruto guaridas,
doquier cielo y soledades
de Dios sólo conocidas,
que Él sólo puede sondar.
A veces, la tribu errante,
sobre el potro rozagante,
cuyas crines altaneras
flotan al viento ligeras,
lo cruza cual torbellino,
y pasa; o su toldería
sobre la grama frondosa
asienta, esperando el día
duerme, tranquila reposa,
sigue veloz su camino.(1)



Sus Obras:  Elvira o la novia del Plata,1832;Los consuelos, 1834,Credo o Creencia de la Joven Argentina 1838;Dogma socialista 1846 publicado en Montevideo, en el exilio ante la persecusión por el gobierno de Juan Manuel de Rosas.

(1)Se puede leer el poema completo en el sitio:

https://es.wikisource.org/wiki/Parte_primera:_El_desierto

martes, 9 de julio de 2019

Hamlet Lima Quintana,

Su poema que pinta la dura realidad de millones de argentinos que trabajan, en su lucha diaria por mantener una familia y no claudican a pesar de lo difícil de esa lucha y de saber que mientras él, padre de familia dobla el lomo y sigue adelante, otros , poderosos por el rol que sea que ocupan en la misma sociedad, se enriquecen lícitamente o no tanto, él sigue soñando en una vida mejor para sus hijos, en unas buenas zapatillas, en un abrigo y en el sencillo y romántico detalle de obsequiarle un par de rosas a Luisa, su compañera de vida. 

Los   políticos, los que gobiernan y manejan empresas en nuestro país deberían reflexionar  sobre esta historia, en este drama del día a día, que HAMLET LIMA QUINTANA, describe magistralmente en este poema. 

"Yo soy un tipo como vos, 
trabajo, 
me alimento, 
sudo un poco, 
me dibujo pensamientos en los ojos, 
me gusta la mujer, 
cuento los hijos, 
trabajo un poco más, 
ando sin plata". 

No sé por qué, desde que desperté esta mañana, estoy pensando eso: 

"Yo soy un tipo como vos, 
trabajo, 
me alimento, 
sudo un poco", parece el principio de un poema. ¿Pero cómo sigo?, ¿Qué digo?, ¿Qué tengo que decir? 

La hora, se me hace tarde. Todo es un enorme reloj. Yo le dije a Luisa que vivir en Morón y trabajar en el centro es un infierno, que tendríamos que mudarnos más cerca del trabajo. Pero se lo dije hace mucho tiempo y se lo repito todos los días. Y ella me escucha siempre como si fuera la primera vez. Pero, ¿Cómo hará Luisa para inventar tanta ternura todos los días? 
Cuando vuelva le traeré dos rosas. 

Sí, ya se querida: que coma bien al mediodía, que no me haga mala sangre, que me estarás esperando todo el día. Chau, Luisa. 
"Yo soy un tipo como vos, 
trabajo, 
me alimento, 
sudo un poco..."... Este andén está quedando un poco chico ¿Cómo entro ahora al tren si hay gente hasta en la puerta? Un empujón y ya está. Como todos los días. Vamos todos apretados, todos callados, todos enlatados, todos para adentro. Pero claro. Tienen razón, seria ridículo entrar y decirle: Buenos días a cada pasajero. ¿Ridículo?, pero hermoso. 
En el campo lo hacen. Quisiera abrir el diario, pero lo tengo debajo del brazo y no lo puedo mover. Según el reloj del tipo que está tomado de la agarradera, con un poco de suerte voy a llegar a tiempo. 
Yo le dije a Luisa que Pepe necesita pantalones y zapatos nuevos. Ya es grande el chico, es un muchachito. Ella quería comprárselos, pero este mes no se puede. Porque si compramos pantalones y zapatos nuevos, ¿cómo vamos a pagar la luz y el gas? Pero, ¿Cómo hará Luisa para inventar tanta ternura todos los días? 
Cuando vuelva, le llevaré dos rosas. Es un buen pensamiento. 

- Perdón señor. 
- No es nada. 
Claro, el tipo tenía que bajar, el piso lleno de pies, alguno tenía que quedar debajo. Esta vez fue el mío. 

"el piso lleno de pies, 
los espacios llenos de cuerpos, 
el aire lleno de caras", así tiene que seguir: 
"Yo soy un tipo como vos... 
Caigo después en la vereda, 
me pisan la cabeza, 
no hago caso"...Yo le dije a Luisa que Perico necesita un sobretodo. Hace frío. El chico tiene frío. Ella también quería comprárselo, pero este mes tampoco se pudo. Pero, ¿Cómo hará Luisa para inventar tanta ternura todos los días? 
Cuando vuelva le llevaré dos rosas. Es un buen pensamiento. Claro que es un buen pensamiento. 
Ahora estoy en el Once. A esta hora la cola del 101 es larga, pero con un poco de suerte voy a llegar a tiempo a la oficina. 
La oficina, la oficina. 

- Pero no, Gordo, ¿De dónde voy a sacar guita para prestarte? Pedir, pedir, siempre pedir. 
¿Pedir? A Juan Martín hay que enseñarle a pedir para que Luisa no tenga que lavar tantos pañales. Pero ¿Cómo hará para inventar tanta ternura todos los días? 
Cuando vuelva le llevaré dos rosas. Es un buen pensamiento. Aunque a veces me parece que está mas cansada que yo. 

...que coma bien, que me alimente, que no me haga mala sangre. 
Ahora estoy almorzando. Un sándwich. Son las 4 de la tarde y si no me apuro voy a llegar tarde al otro trabajo. La oficina, la oficina, la oficina. 

- Pero no che, ¿Otra colecta? ¿Todas las semanas pedir, pedir, siempre pedir? 
¿Pedir? A Juan Cruz hay que enseñarle a pedir, para que Luisa no tenga que lavar tantos pañales. Pero, ¿Cómo hará para inventar tanta ternura todos los días? 
Cuando vuelva, le llevaré dos rosas. Es un buen pensamiento. Aunque a veces me parece que está mucho más cansada que yo. 
Ahora es de noche. Estoy otra vez en el Once. Sé que no voy a conseguir asiento, pero cansado, apretado, humillado, y muchas otras cosas mas también terminadas en ado, por lo menos me queda el consuelo del regreso. 

"Quiero querer, 
me duele el corazón cuando lo pienso", seguime hablando así 
"Yo soy un tipo como vos". 
"Quiero querer 
me duele el corazón cuando lo pienso. 
La ternura me vuelve mas pavote". 
Ya pasamos Ramos Mejía. Ahora puedo abrir el diario. Pero el de la mañana. Me han robado vida. ¿Y quién me la devuelve? A vos te lo pregunto: ¿quién me la devuelve? 

"Me venden un buzón, 
por ahí anda la cosa", seguime hablando así, 
"Yo soy un tipo como vos" 
"Me venden un buzón, 
yo me doy cuenta. 
Y espero no sé qué, 
no lo comprendo" 

Llegamos a Morón. Por fin en casa. Hola Luisa. Hoy pensé traerte dos rosas, ¿sabes? Pero, ¿Cómo haces para inventar tanta ternura todos los días? 
Hoy pensé en traerte dos rosas. Perdoname, sólo te traigo tu cansancio y el mío. Son las dos rosas. Y ahora lo comprendo. Así termina ese poema que empecé esta mañana: 

"Yo soy un tipo como vos, 
lo que se dice: un semejante".





 

sábado, 6 de julio de 2019

SILVINA I. OCAMPO





Escritora argentina nacida en Buenos Aires en 1903 y fallecida en la misma ciudad en 1993. Fue una notable poetisa y cuentista, esposa del escritor Adolfo Bioy Casares,hermana de la conocida Victoria Ocampo, también escritora y amiga entre otros, ya que eran prte de un notable grupo de literatos argentinos, de Jorge Luis Borges.
Hija de familia pudiente de la sociedad porteña, estudió pintura y dibujo, con importantes maestros,  en Paris, antes de dedicarse a escribir. En el campo de las letras argentinas es considerada una autora fundamental del siglo veinte. Mientras escribía, a la par que lo hacían sus colegas Casares y Borges, así como su hermana  Victoria,  Silvina se vio opacada por la genialidad de aquellos. Es posteriormente que los críticos le reconocen valor y originalidad a su obra. 

Libros: Viaje Olvidado (1937) cuentos. Enumeración de la Patria(1942) poesías. Espacios métricos (1945) poesías, Poemas de amor desesperado (1949), Los nombres (1953) y Pequeña antología (1954)
Después de años de no publicar, lo hace en 1962  con Lo amargo por lo dulce, poemario considerado como uno e sus mejores libros. Su último libro de poemas : Amarillo celeste lo publicó en 1972.
Dos de sus poesías:
Las huellas
A orillas de las aguas recogidas
en la luz regular del suelo unidas
como si juntas siempre caminaran,
solas, parecería que se amaran,
en la sal de la espuma con estrellas,
sobre la arena bajo el sol las huellas
de nuestros pies desnudos
tan lejanos, y mudos.
Dejando una promesa dibujada
nuestra voz entretanto ensimismada
se divide en el aire y atraviesa
la azul crueldad de la naturaleza
mientras solos cruzamos
la playa y nos hablamos.



Soneto del amor desesperado



Mátame, espléndido y sombrío amor,
si ves perderse en mi alma la esperanza;
si el grito de dolor en mí se cansa
como muere en mis manos esta flor.
En el abismo de mi corazón
hallaste espacio digno de tu anhelo,
en vano me alejaste de tu cielo
dejando en llamas mi desolación.
Contempla la miseria, la riqueza
de quien conoce toda tu alegría.
Contempla mi narcótica tristeza.
¡Oh tú, que me entregaste la armonía!
Desesperando creo en tu promesa.
Amor, contémplame, en tus brazos, presa.

Un  cuento de Silvina Ocampo:

Las fotografías

Llegué con mis regalos. Saludé a Adriana. Estaba sentada en el centro del patio, en una silla de mimbre, rodeada por los invitados. Tenía una falda muy amplia, de organdí blanco, con un viso almidonado, cuya puntilla se asomaba al menor movimiento, una vincha de metal plegadizo, con flores blancas, en el pelo, unos botines ortopédicos de cuero y un abanico rosado en la mano. Aquella vocación por la desdicha que yo había descubierto en ella mucho antes del accidente, no se notaba en su rostro.
Estaban la Clara, estaba Rossi, el Cordero, Perfecto y Juan, Albina Renato, María, la de los anteojos, el Bodoque Acevedo, con su nueva dentadura, los tres pibes de la finada, un rubio que nadie me presentó y la desgraciada de Humberta. Estaban Luqui, el Enanito y el chiquilín que fue novio de Adriana, y que ya no le hablaba. Me mostraron los regalos: estaban dispuestos en una repisa del dormitorio. En el patio, debajo de un toldo amarillo, habían puesto la mesa, que era muy larga: la cubrían dos manteles. Los sándwiches de verdura y de jamón y las tortas muy bien elaboradas, despertaron mi apetito. Media docena de botellas de sidra, con sus vasos correspondientes, brillaban sobre la mesa. Se me hacía agua la boca. Un florero con gladiolos naranjados y otro con claveles blancos, adornaban las cabeceras. Esperábamos la llegada de Spirito, el fotógrafo: no teníamos que sentarnos a la mesa ni destapar las botellas de sidra, ni tocar las tortas, hasta que él llegara.
Para hacernos reír, Albina Renato bailó La muerte del cisne. Estudia bailes clásicos, pero bailaba en broma.
Hacía calor y había moscas. Las flores de las catalpas ensuciaban las baldosas del patio. Los hombres con los periódicos, las mujeres con pantallas improvisadas o abanicos, todo el mundo se abanicaba o abanicaba las tortas y sándwiches. La desgraciada de Humberta, lo hacía con una flor, para llamar la atención. Qué aire puede dar, por mucho que se agite, una flor.
Durante una hora de expectativa en que todos nos preguntábamos al oír el timbre de la puerta de calle si llegaba o no llegaba Spirito, nos entretuvimos contando cuentos de accidentes más o menos fatales. Algunos de los accidentados habían quedado sin brazos, otros sin manos, otros sin orejas. "Mal de muchos, consuelo de algunos", dijo una viejita, refiriéndose a Rossi, que tiene un ojo de vidrio. Adriana sonreía. Los invitados seguían entrando. Cuando llegó Spirito, se destapó la primera botella de sidra. Por supuesto que nadie la probó. Se sirvieron varias copas y se inició el larguísimo preludio al esperado brindis.
En la primera fotografía, Adriana, a la cabecera de la mesa, trataba de sonreír con sus padres. Dio mucho trabajo colocar bien el grupo, que no armonizaba: el padre de Adriana era corpulento y muy alto, los padres fruncían mucho el ceño, sosteniendo en alto las copas. La segunda fotografía no dio menos trabajo: los hermanitos, las tías y la abuela se agrupaban desordenadamente alrededor de Adriana, tapándole la cara. El pobre Spirito tenía que esperar pacientemente el momento de sosiego, en que todos ocupaban el lugar por él indicado. En la tercera fotografía, Adriana blandía el cuchillo, para cortar la torta, que llevaba escrito con merengue rosado su nombre, la fecha de su cumpleaños y la palabra FELICIDAD, salpicada de grageas.
—Tendría que ponerse de pie —dijeron los invitados.
La tía objetó:
—Y si los pies salen mal.
—No se aflija —respondió el amable Spirito—, si quedan mal, después se los corto.
Adriana hizo una mueca de dolor y el pobre Spirito tuvo que fotografiarla de nuevo, hundida en su silla, entre los invitados. En la cuarta fotografía, sólo los niños rodeaban a Adriana; les permitieron mantener las copas en alto, imitando a los mayores. Los niños dieron menos trabajo que los grandes. El momento más difícil no había terminado. Había que llevar a Adriana al dormitorio de su abuela para que le sacaran las últimas fotografías. Entre dos hombres la cargaron en la silla de mimbre y la pusieron en el cuarto, con los gladiolos y los claveles. Allí la sentaron en un diván, entre varios almohadones superpuestos. En el dormitorio, que medía cinco metros por seis, había aproximadamente quince personas, enloqueciendo al pobre Spirito, dándole indicaciones y aconsejando a Adriana las posturas que debía adoptar. Le arreglaban el pelo, le cubrían los pies, le agregaban almohadones, le colocaban flores y abanicos, le levantaban la cabeza, le abotonaban el cuello, le ponían polvos, le pintaban los labios. No se podía ni respirar. Adriana sudaba y hacía muecas. El pobre Spirito esperó más de media hora, sin decir una palabra; luego, con muchísimo tacto, sacó las flores que habían colocado a los pies de Adriana, diciendo que la niña estaba de blanco y que los gladiolos naranjados desentonaban con el conjunto. Con santa paciencia, Spirito repitió la consabida amenaza:
—Ahora va a salir un pajarito.
Encendió las lámparas y sacó la quinta fotografía, que terminó en un trueno de aplausos. Desde afuera, la gente decía:
—Parece una novia, parece una verdadera novia. Lástima los botines.
La tía de Adriana pidió que fotografiaran a la niña con el abanico de su suegra, en la mano. Era un abanico con encaje de Alenzón, con lentejuelas, y cuyas varillas de nácar tenían pequeñas pinturas hechas a mano. El pobre Spirito no juzgó de buen gusto introducir en la fotografía de una niña de catorce años un abanico negro y triste, por valioso que fuera. Tanto insistieron, que aceptó. Con un clavel blanco en una mano y el abanico negro en la otra, salió Adriana en la sexta fotografía. La séptima fotografía motivó discusiones: si se sacaría en el interior del cuarto o en el patio, junto al abuelo maniático, que no quería moverse de su rincón. La Clara dijo:
—Si es el día más feliz de su vida, cómo no la van a fotografiar junto al abuelo, que tanto la quiere. —Luego explicó—: Desde hace un año esta niña se ha debatido entre los brazos de la muerte, ha quedado paralítica.
La tía declaró:
—Nos hemos desvivido por salvarla, durmiendo a su lado en los pisos de baldosa de los hospitales, dándole nuestra sangre en transfusiones, y ahora, en el día de su cumpleaños, vamos a descuidar el momento más solemne del banquete, olvidando de ponerla en el grupo más importante, junto a su abuelo, que siempre fue su preferido.
Adriana se quejaba. Creo que pedía un vaso de agua, pero estaba tan agitada que no podía pronunciar ninguna palabra; además, el estruendo que hacía la gente al moverse y al hablar hubiera sofocado sus palabras, si ella las hubiera pronunciado. Dos hombres la llevaron, de nuevo, en la silla de mimbre, al patio y la pusieron junto a la mesa. En ese momento se oyó de un altoparlante la canción ritual de Feliz cumpleaños. Adriana en la cabecera de la mesa, al lado del abuelo y de la torta con velitas, posó para la séptima fotografía, con mucha serenidad. La desgraciada de Humberta logró introducirse en el retrato en primer plano, con sus omóplatos descubiertos y despechugada como siempre. La acusé en público por la intromisión, y aconsejé al fotógrafo que repitiera la fotografía, lo que hizo de buen grado. Resentida, la desgraciada de Humberta se fue a un rincón del patio; el rubio que nadie me presentó la siguió, y para consolarla le sopló algo al oído. Si no hubiera sido por esa desgraciada, la catástrofe no habría sucedido. Adriana estaba a punto de desmayarse, cuando la fotografiaron de nuevo. Todos me lo agradecieron. Destaparon las botellas de sidra; las copas rebalsaban de espuma. Cortaron las dos tortas en tajadas grandotas, que se repartieron en cada plato. Estas cosas llevan tiempo y atención. Algunas copas se volcaron sobre el mantel: dicen que trae suerte. Con la punta de los dedos, nos humedecimos la frente. Algunos maleducados habían bebido ya la sidra antes del brindis. La desgraciada de Humberta dio el ejemplo, y le pasó la copa al rubio. No fue sino más tarde, cuando probamos la torta y brindamos a la salud de Adriana, que advertimos que estaba dormida. La cabeza colgaba de su cuello como un melón. No era extraño que siendo aquella su primera salida del hospital, el cansancio y la emoción la hubieran vencido. Algunas personas se rieron, otras se acercaron y le golpearon la espalda para despertarla. La desgraciada de Humberta, esa aguafiestas, la zarandeó de un brazo y le gritó:
—Estás helada.
Ese pájaro de mal agüero, dijo:
—Está muerta.
Algunas personas alejadas de la cabecera, creyeron que se trataba de una broma y dijeron:
—Como para no estar muerta con este día.
El Bodoque Acevedo no soltaba su copa. Todos dejaron de comer, salvo Luqui y el Enanito. Otros, disimuladamente, guardaban trozos de torta estrujada y sin merengue, en el bolsillo. ¡Qué injusta es la vida! ¡En lugar de Adriana, que era un angelito, hubiera podido morir la desgraciada de Humberta!

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sábado, 18 de mayo de 2019

OMAR KHAYYAM


Hoy  la página web mas popular y el motor de búsqueda más utilizado, nos recuerda que en esta fecha , hace 971 años nacía en Nichapur,  Persia (Hoy Irán) el poeta, matemático y filósofo
                                       OMAR  IBN  IBRAHIM  KHAYYAM,
autor de numerosos poemas, citas y reflexiones, las más famosas reconocidas como "RUBAIYYAT"
Hace tiempo leí que Omar Khayyam era reconocido como el poeta del amor y del vino;  entre sus expresiones figura "Dad vino a los enfermos del alma"

Vamos a deleitarnos con este poema suyo:

¿Por qué vendes tu vino, mercader?

¿Qué pueden darte a cambio de tu vino?

¿Dinero? … ¿Y qué puede darte el dinero?

¿Poder? … ¿Pues no eres el dueño del mundo

cuando tienes en tus manos una copa?

¿Riqueza? … ¿Hay alguien más rico que tú,

que en tu copa tienes oro, rubíes, perlas y sueños?

¿Amor? … ¿No sientes arder la sangre en tus venas

cuando la copa besa tus labios;

no son los besos del vino tan dulces

como los más ardorosos de la hurí?

Pues si todo lo tienes en el vino,

dime mercader: ¿por qué lo vendes?

Poeta, porque haciendo llegar a todos mi vino,

doy poder, riquezas, sueños, amor…;

porque cuando estrechas en tus brazos a la amada,

me recuerdas;

porque cuando quieres desear felicidad al amigo,

levantas tu copa;

porque Dios cuando bendijo el agua la trasformó en vino,

y porque cuando bendijo el vino se trasformó en sangre…

Si te ofrezco mi vino, poeta…

¡No me llames mercader!

 Algunas de sus Rubaiyyat:

Todo el mundo sabe que jamás he murmurado una plegaria.
Todo el mundo sabe que nunca he intentado simular mis defectos.
Ignoro si existe una justicia y una misericordia...
Sin embargo tengo confianza, porque siempre he sido sincero.

El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio.
Toda la ciencia de los hombres: palabras.
Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras.
El resultado de tu meditación perpetua: nada.

Soy viejo. Mi pasión por ti me lleva a la tumba, 
pues no ceso de llenar con vino de dátiles esta gran copa.
Mi pasión por ti se ha adueñado de mi razón.
Y el tiempo deshoja sin piedad la bella rosa que tuve...

Hombre, puesto que este mundo es un espejismo, 
¿ Por qué te desesperas, por qué piensas incesantemente 
en tu miserable condición? 
Abandona tu alma a la fantasía de las horas.
Tu destino está escrito. Ninguna tachadura lo modificará.

El paraíso, para mi, es un instante de paz.
Lo que ha de sucederte está escrito 
en el libro que hojea, al azar, el viento de la Eternidad.


Mira ese narciso  que se estremece en la orilla del arroyo,
sus raíces salen tal vez de los labios descompuestos de una mujer.
¡ Que tus pasos rocen ligeramente el césped ! 
Dite que ha germinado en las cenizas de hermosos rostros 
que tenían el brillo de los tulipanes rojos.

Soy viejo. Mi pasión por ti me lleva a la tumba,
pues no ceso de llenar con vino de dátiles esta gran copa. 
Mi pasión por ti se ha adueñado de mi razón.
Y el tiempo deshoja sin piedad la bella rosa que tuve...


De "Rimas Orientales" 
Eticas

                                             XVI  El veneno y el antídoto
          
            De este viejo Khayyam oye el consejo:
           busca siempre del sabio la amistad;
           de los que viven en honestidad
           sea la vida para ti un espejo.
                                                                           Que la distancia de la tierra al cielo
                                                                            te aleje del estulto e ignorante,
                                                                            y la luz de tu fe vaya delante
                                                                            para alumbrar las rutas de tu vuelo.
          Si un hombre de saber te da un veneno
           bebe sin vacilar el vaso lleno;
           del tonto, aunque antídoto te ofrezca,
           vuelca la copa, aunque todo perezca.