lunes, 9 de diciembre de 2013

ESCRITORES PATAGÓNICOS

ELÍAS CHUCAIR
SIN  RUMBO  FIJO

                                       "Cerro abajo" óleo del pintor Darío Mastrosimone


Era casi de noche todavía y a la distancia las cosas parecían simplemente algunos bultos indefinidos de sombras. Entre el horizonte de cerros del Este amenazaba su nacimiento el día. El paso del caballo parecía transmitir el estado de ánimo del hombre que lo montaba. Por la estrecha senda rodeada de coirones y neneos que bordeaba al faldeo y que lo separa del mallín, el zaino del Ponciano Colipe tranqueaba despaciosamente, parecía que sus patas le pesaban demasiado.
La culpa de todo la tenía el hombre que iba enhorquetado arriba, con el sombrero negro muy sobre la frente y mirando fijamente la cruz del animal. Ni siquiera tironeaba las riendas, ni las aflojaba. Todo estaba librado al antojo del zaino, hasta el rumbo que debía tomar. El hombre estaba totalmente desorientado y en verdad no tenía en claro el lugar dónde tenía que ir. La única idea fija que rondaba en su mente, era que tenía que alejarse del lugar y buscar nueva gerencia, donde no lo conocieran, ni sospecharan de él.
Por eso parecía que había dejado todo librado a las decisiones del zaino. Él y el caballo de tiro que llevaba de pilchero, con algunas de sus pertenencias, solamente obedecía.
Colipe se había “desgraciado”, como dicen en la campaña cuando alguien comete algún hecho grave y aquello le iba pesando demasiado sobre sus hombros…
En la tarde de ayer había matado a su patrón, Rufino Montiel, más conocido en el pago por el “Toro Montiel”. Apodo que se había ganado por su bravura y su fama de malo, que lo hacía llevar a todos por delante.
Sin embargo pese a ello, cuentan que La Inglesa, aquella temida bandolera, una vez lo hizo volver para atrás en Pillacura, cuando Montiel  la alcanzó para recuperar una hacienda que la mentada gringa le iba arreando.
La verdad es que colipe no lo había matado bien. De frente y de otra manera le hubiera resultado difícil, por no decir imposible. Lo había matado desde unos diez metros con tiros de pistola, cuando Montiel le daba inocentemente las espaldas.
¿Curioso, verdad? Un hombre de campo utilizando una pistola...Y por aquellos años...Pero todo tiene su explicación.
Colipe hacía varios años venía trabajando de peón con el Toro Montiel y desde el primer día venía aguantando sus matonadas, insultos y hasta algunos insultos con el arreador, sin darle derecho a explicaciones ni a escucharlo siquiera.Predominaban unicamente su cerrado razonamiento y sus puntos de vista.Ninguno de sus peones, para él, alguna vez podía tener razón y esa suma de actitudes dictatoriales del patrón, huzo que en Colipe fuera madurando despaciosamente el momento de la venganza.
Un año atrás, cuando apareció en el puesto con su sulky uno de esos vendedores ambulantes que llevan de todo, como en botica, Colipe se  tentó cuando el mercachifle le mostró una pistola y le hizo algunas demostraciones de tiro al blanco.
Le alcanzó para pagarla el importe de varios cueros de zorro y gatos de pajonal que tenía escondidos para comprarse unas prendas para el recado. El patrón no lo dejaba vender y comprar afuera. Él tenía que fiscalizarlo y todo debía pasar por sus manos… Así estaban dadas las cosas…
Colipe estaba chocho con la compra. Además dejó como cuatro cajas de balas para ir practicando y tomarle la mano al arma.
Tenía pensado comprarse un par de bastos y un mandil por lo menos, pero la pistola lo había maravillado y ahí nomás se sacó el gusto.

-Total no tengo familia pa mantener. Habrá pensado para sí al tomar tal decisión de comprarse el arma.
……………………………………………………Continuará.........
El transcripto es un fragmento del cuento “Sin rumbo fijo” que es parte del libro “La inglesa bandolera y otros relatos patagónicos” del escritor Elías Chucair.
Vocabulario:
Coirones y neneos: plantas bajas de terreno seco  propias de la Patagonia.
Mallín: terreno húmedo y blando cubierto de pastos.
Zaino: color de pelo de caballos, más oscuro que el tostado, la gente de campo suele nombrar al caballo por el color de su pelaje.
Querencia, el lugar donde vive tanto el hombre como sus animales. Muchos animales saben por instinto volver a la querencia.
Toro: animal vacuno macho, no castrado.
Arreador: especie de látigo.

Recado: montura formada por varias piezas( bastos, mandil, cojinillo, bajera, encimera y otros) que constituye un asiento cómodo para cuando se debe montar por varias horas.
Chocho: contento.

lunes, 2 de diciembre de 2013

UN CUENTO DE OSCAR WILDE


lLa imagene es un acrílico sobre tabla realizado en 2010.
                                                 



El reflejo
Cuento de Oscar Wilde

Cuando murió Narciso las flores de los campos quedaron desoladas y solicitaron al río gotas de agua para llorarlo.
-¡Oh! -les respondió el río- aun cuando todas mis gotas de agua se convirtieran en lágrimas, no tendría suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo amaba.

-¡Oh! -prosiguieron las flores de los campos- ¿cómo no ibas a amar a Narciso? Era hermoso.

-¿Era hermoso? -preguntó el río.

-¿Y quién mejor que tú para saberlo? -dijeron las flores-. Todos los días se inclinaba sobre tu ribazo, contemplaba en tus aguas su belleza...

-Si yo lo amaba -respondió el río- es porque, cuando se inclinaba sobre mí, veía yo en sus ojos el reflejo de mis aguas.
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Textos de R. Tagore


Fragmentos de la obra teatral "La carta del rey"
“AMAL.-¡Me gustaría ser una ardilla! ¡Sería estupendo! ¿Por qué no me dejas salir, tío?
MADAV.-El médico dice que no es bueno para ti.
AMAL.-¿Cómo lo puede saber él?
MADAV.-¡Qué cosas dices! ¿Cómo no lo va a saber con la cantidad de libros que ha leído?
AMAL.-¿Y sus libros lo dicen todo?
MADAV.-¡Pues claro; no lo sabes tú bien!
AMAL.-(Suspirando)-¡Ay, soy tan bobo! Como no leo libros…
MADAV.-Pues entérate bien: las personas muy, muy instruidas hacen como tú; no salen nunca de casa.
AMAL.-¿De verdad que no salen?
MADAV.-No. ¿Cómo van a salir? De la mañana a la noche están dale que dale a sus libros, y no tienen ojos para nada más. Cuando seas mayor, caballerete, vas a ser una persona instruida. Estarás siempre metido en casa, leyendo unos libros muy gordos, y la gente que te conozca se quedará maravillada de tu sabiduría.
AMAL.-No, no, tío, por favor; por lo que tú más quieras. No me gusta eso de ser una persona instruida. ¡No quiero!
MADAV.-¿Pues sabes lo que te digo? A mí me hubiera encantado ser una persona instruida.
AMAL.-A mí no. Yo prefiero ir a todas partes y ver todo lo que haya que ver.
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SADA.-¡Amal!
MÉDICO REAL.-Está dormido.
SADA.-Le traigo unas flores. ¿Puedo ponérselas entre sus manos?
MÉDICO REAL.-Si, pónselas.
SADA.-¿Cuándo se despertará?
MÉDICO REAL.-En cuanto venga el Rey y le llame.
SADA.-¿Le dirás al oído una cosa de mi parte?
MÉDICO REAL.-¿Qué quieres que le diga?
SADA.-Dile que Sada no le ha olvidado.