El PUERTO
Por CHARLES BAUDELAIRE
Un puerto es un lugar encantador para el alma fatigada de luchar por la vida.
La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones
cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente
apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás. Las formas esbeltas de los navíos,
de complicado aparejo, a los que el oleaje imprime oscilaciones armoniosas,
sirven para mantener en el alma la afición al ritmo y a la belleza. Y además,
y sobre todo, para el que no tiene ya ni curiosidad ni ambición, hay una especie
de placer misterioso y aristocrático en contemplar, tendido en un mirador o acodado
en el muelle, toda esa agitación de los que parten y de los que regresan, de los que
tienen aún fuerzas para querer, deseos de enriquecerse o de viajar.
Lago Lacar en S.M.de los Andes (Neuquén)Argentina
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