Dos cartas iguales escribí en la noche
para dos ausentes, tu madre y la mía.
Las madres salieron de distintos puntos
y llegaron juntas al caer el día .
Mi madre del campo con su cochecito
la tuya de lejos en veloz carruaje,
una con mantillas que compró en el pueblo
y otra con un gorro que tejió en el viaje.
Llorando en la puerta me besó tu madre
llorando y riendo me abrazó la mia,
y yo como niño que no sabe nada,
lloraba con ellas o me sonreía.
Entraron a verte las dos madres juntas,
en la puerta solo, me quedé parado
y esperé el suceso como si tuviera
que verlo en el fondo del camino andado.
Levantose polvo,vi en la nube un punto
y en el punto un niño
y en el niño un hombre.
La nube de polvo se elevó hasta el cielo
y alzando las manos pronuncié tu nombre.
Enviado por Jorge Carucci, quien comenta:
Un clásico,descriptivo,profundo,sencillo.
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