domingo, 15 de enero de 2012

POETAS ARGENTINOS CONSAGRADOS

Trova

de Carlos Guido y Spano (1827 -1918)

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¡Oh, Buenos Aires, mi cuna!

¡De mi noche amparo y luna!

aunque en placeres desbordes,

oye estos dulces acordes

¡oh, Buenos Aires, mi cuna!                                                                    

Bajo de un humilde techo

vivo, en tanto, satisfecho

bendiciendo tu hermosura,

que bien cabe la ventura

bajo de un humilde techo.



La riqueza no es la dicha;

si perdí la última ficha

al azar de la existencia,

saqué en limpio esta sentencia:

la riqueza no es la dicha.



He nacido en Buenos Aires

¡qué me importan los desaires

con que me trate la suerte!

Argentino hasta la muerte

he nacido en Buenos Aires.
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El alma del suburbio



de Evaristo Carriego (1883-1912)


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La cantina desborda de parroquianos,


y como las trucadas van empezarse,


la mugrienta baraja cruje en las manos


que dejaron las copas que han de jugarse.






En la calle, la buena gente derrocha


sus guarangos decires más lisonjeros,


porque al compás de un tango, que es "La Morocha"


lucen ágiles cortes dos orilleros.






La tísica de enfrente, que salió al ruido,


tiene toda la dulce melancolía


de aquel verso olvidado, pero querido,


que un payador galante le cantó un día.


Soñoliento, con cara de taciturno


cruzando lentamente los arrabales,


allí va el gringo... ¡pobre Chopin nocturno


de las costureritas sentimentales!










¡Allá va el gringo! ¡Como bestia paciente


que uncida a un viejo carro de la Harmonía


arrastrase en silencio, pesadamente,


el alma del suburbio, ruda y sombría!
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Juan Gelman (N.3/5/1930)






Mi Buenos Aires querido






Sentado al borde de una silla desfondada,


mareado, enfermo, casi vivo,


escribo versos previamente llorados


por la ciudad donde nací.


Hay que atraparlos, también aquí


nacieron hijos dulces míos


que entre tanto castigo te endulzan bellamente.


Hay que aprender a resistir.


Ni a irse ni a quedarse,


a resistir,


aunque es seguro


que habrá más penas y olvido.
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 La imagen: "El ültimo Organito" (Fragmento del cuadro)  de José Marchi

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