domingo, 26 de junio de 2011

DICHA


Dichoso aquel que vive en mansión heredada,

oye cantar los tordos que escuchó cuando niño;

ve llegar los inviernos entre lluvia y nevada

y siente el mismo acento de familiar cariño.



En la noche, en sosiego, a media luz, en torno

a la mesa o la lumbre, se conversa, en voz tierna,

de un viaje, de un recuerdo, de una ida sin retorno

-hace ya veintiocho años- a la mansión eterna.



Triste lágrima asómase y ocúltase, medrosa,

recuérdase la historia de la aldea, el pasado

tiempo de la familia, la niñez bulliciosa,
y se ve lo futuro al ayer arraigado.



Se lee el viejo libro con reposo, alguna hoja

anotaciones lleva del padre o del abuelo;

a veces una lágrima casual el texto moja

y se encuentra en las dulces páginas el consuelo.



El antiguo reloj de la pared aún suena;

vienen los largos días del estío, o el invierno;

son las noches oscuras o ya de luna llena;

aunque los años vuelen todo parece eterno.



Feliz aquel que vive en mansión heredada

con fontanares y árboles al pie de una colina,

y del otoño lánguido en la tarde nublada                                      

ve rodar por los campos la lluvia y la neblina.                        


El autor:
Arturo Marasso (1890-1970)
Literao argentino.Perteneció a la Academia Argentina de Letras
y era miembro correspondiente de la Academia Española.
Obras: "Rubén Dario y su creación poética",
"Paisajes y Elegías", entre otras.

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