Meteorólogo conmigo misma y me digo, aunque biendicho:
No es nada decir lo que no se dice nunca, y calladamente disfruto.
Meteorologando así.
LA NUBE AVANZA LENTOSA, LENTAMENTE AVANZA.
Meteorologando a si misma, como si casi no fuera una bella nube de ceniza gris apestosa, triste de tristeza gris impecable que no se puede hacer solamente de ceniza sino que al estar siendo ella misma, no sabe que planificada fuera alguna vez de algún día anochecido oscuramente de las afueras de la luz solar.
Avanzando estaba cuando quedó hecha un ovillo sobre nuestras cabezas desnudas de pelados sin peluquines puestos, algunos desflecados, y sombreros aludos dados vuelta por la vestisca penetrante, fría, impertinente, implacable y alternativa, en cambios bruscos de rumbo incierto.
Nada hizo suponer lo ignorado al dejarse llevar por las pitonisas vetustas salidas de otros meteorólogos en sus meteorologados pensamientos.
Todo cambió y nada nunca pudo volver a lo que fuera antes de aquello.
Perdón, cambio y fuera……………………………Myriam
cenizas
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