domingo, 5 de junio de 2011

FEDERICO GARCÍA LORCA

ALBA



Mi corazón oprimido

siente junto a la alborada

el dolor de sus amores

y el sueño de las distancias.

La luz de la aurora lleva

semillero de nostalgias

y la tristeza sin ojos

de la médula del alma.

La gran tumba de la noche

su negro velo levanta

para ocultar con el día

la inmensa cumbre estrellada.



¡Qué haré yo sobre estos campos

cogiendo nidos y ramas,

rodeado de la aurora

y llena de noche el alma!

¡Qué haré si tienes tus ojos

muertos a las luces claras

y no ha de sentir mi carne

el calor de tus miradas!



¿Por qué te perdí por siempre

en aquella tarde clara?

Hoy mi pecho está reseco

como una estrella apagada.

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